Hay dos aspectos críticos en este tipo de casos; por un lado si se va a utilizar una técnica de injerto libre de pezones para elevarlos, lo que implica una pérdida total de la sensibilidad y la función aunque goza de una tasa de éxito casi infalible, o alternativamente se aplicará una técnica de pedículo que conlleva un riesgo de fallo catastrófico y necrosis de la areola pezón pero con altas posibilidades de conservar la sensibilidad y la función; bien sea que se consulte a cirujanos o pacientes ambos se enfrentan a este dilema desde un enfoque diferente, los pacientes votan masivamente por técnicas de pedículo a pesar del riesgo de necrosis, riesgo que se vuelve muy bajo en manos quirúrgicas hábiles y talentosas, y los cirujanos dirán casi unánimemente que la única posibilidad para tales casos es el injerto libre de pezones para garantizar el éxito; no hace falta decir que conservar la sensibilidad y la función de sus pezones es de suma importancia para las mujeres de cualquier edad, por lo que la opción recomendada es como norma la técnica de pedículo siempre que el cirujano se sienta seguro de sí mismo y en sus habilidades; así se acordó en este caso y la paciente disfrutó de una conservación funcional después de su cirugía.
Por otro lado, estos pechos péndulos con un déficit masivo de volumen en los polos superior y central son candidatos claros a recibir implantes mamarios al mismo tiempo que su reducción o elevación mamaria, no es una paradoja porque las técnicas de subida no pueden reubicar el volumen de la parte inferior de la bolsa del pecho péndulo en una posición más alta; usar implantes en mamas péndulas conduce a pechos llenos y completos, como sucedió en este caso porque la paciente, siguiendo el consejo médico, optó por recibir dichas prótesis con el fin de optimizar su resultado; la falta de volumen en los polos superior y central de los pechos es manejable solo con implantes de forma anatómica, ya que los redondos no llenan el polo superior, una característica para la cual los de forma anatómica fueron específicamente diseñados aparte de su naturalidad.
Siempre se recomienda encarecidamente a las pacientes con mamas péndulas que escojan también implantes mamarios cada vez que se sometan a mastopexias de elevación de mamas o mamoplastias de reducción, especialmente si no desean una reducción masiva de volumen; como observación hay que decir que las mamas péndulas no pueden reducirse discrecionalmente debido a su peculiar diseño, por lo tanto cualquier elevación o reducción de mamas conducirá a la reducción de la masa mamaria en un grado ciertamente extremo, algo que solo se compensa con el uso de implantes mamarios adicionales.
Es de resaltar que la mayoría de cirujanos adoptarían un enfoque defensivo en tales casos de severa ptosis o caída del complejo areola pezón, programando la paciente para injerto libre de areola pezón perdiendo toda la sensibilidad y función de los pezones; sólo los cirujanos muy habilidosos, experimentados y seguros de sí mismos pueden indicar un pedículo para conservar la funcionalidad de las mamas en estos casos.
Nótese como su rasgo de pecho tuberoso fue bien erradicado por la reducción de mamas aplicada; de no haber recibido tal mastopexia la deformidad de mama tuberosa habría requerido un abordaje integral con la pertinente mamoplastia tuberosa.
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